La hamaca quedó así, oscilando. Dándole bofetadas al aire del estío. Arriba, abajo.
Ella se había ido.
Estaba en otra parte. Algunos decían que estaba loca porque le gustaba lanzarse desde la hamaca hasta donde más lejos pudiera. Encender el vuelo. Apagar el aire por la combustion de sus piernas, y su grito infantil y adulto a la vez.
En aquel barrio, cuando alguien no estaba más (se iba o se moría, claro) utilizaban ciertos eufemismos chacareros: mirar los rabanitos desde abajo, cosechar zanahorias, juntar hinojos, sembrar melones, criar malvas...
La hamaca seguía oscilando, y lo haría así por unos pocos minutos más, en tanto el movimiento pendular se ralentizase.
Hacía calor. Las cigarras chillaban enloquecidas. La noche aún estaba lejos. Nada se oía, salvo los cerdos en el chiquero, a lo lejos. El móvil de cañas que había hecho ella, la que estaba loca. y que se entrechocaba apenas mecida por la leve brisa.
Pero si aguzabas el oido, muy, muy agudo, si fuera posible extrapolar un sonido, podría uno escuchar el leve borbotear de la sangre correr sobre la filosa piedra sobre la cual estaba recostada, en una posición antinatural.
Pero claro, ella estaba loca.
La sangre brotaba en un silencio clamoroso.
Ella estaba a punto de cosechar cerezas.
7 murmullo(s):
El límite entre la locura y la "salud mental", entre la precaución y el arrojo, entre el amor a la vida y el acto suicida.
¿Quién comprenderá que tenía que llegar tan lejos, para juntar cerezas?
¿Quién podrá escuchar su sangre fluir?
¿Habrá logrado, finalmente, con ese último acto, que alguien la ESCUCHARA?
Un abrazo!
Andy, a García Márquez lo leo siempre en verano. Lo disfruto mucho más. El ambiente que transmite, lo que escribe, no se merece ser leído con seis grados bajo cero, se merece el calor, el sonido de grillos, el sopor...
Esto que tú has escrito ahora me ha traído sensaciones parecidas y sí, lo volveré a leer en Agosto.
Simplemente, leerte es disfrutar. Gracias.
Un beso
(todo a esta altura, està por verse)
Conozco a muchos locos, los tengo cerca... y creo que puedo entenderlos...
Me emocionó, Andy
Qué locos podemos parecer nosotros a sus ojos!
Su cordura se ata a esos movimientos pendulares, sus latidos al canto de ls cigarras, su vida se va, silenciosa, al torpe paso de sus pensamientos...
Convirtiéndose así en un chisme más para el insensible vecindario hábido de novedades.
Que fuerte y que poètico? Y finalmente... quien de tod@s està loc@?
Nadie sabe... al menos yo no.
Saludos confusos,
Tambien creo poder entender a los locos...
Me entiendo.
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