"Tengo abierto el minibar y cerrado el corazón" (Andrés Calamaro)
El que no entendiere las palabras de una voz desangelada sufrirá el agravio de ser olvidado. Aquél que mancillase el nombre de los que gritan en la montaña, sufrirá el oprobio de perder la voz.
Porque, ¿qué sería de nosotros sin nosotros...? Uno que no entiende las voces del mar no es uno más.... es alguien que busca, en los pliegues de una piel celosa y gris, un minuto de calma.
Porque aún no puedo olvidar, me esfuerzo en recordar lo poco que me queda. Porque si olvidase perdería el rumbo. Si no siguiese buscando escondería a mis ojos la sonrisa por movimiento secular.
Quien perdiese el rumbo del Haz olvida el rostro de su padre. Quien llorase por aquello que no merecía tener (ni perder) será castigado con más deterioro y olvido.
Dicen los que saben que en Flores hay una fuente de la vejez. Una fuente de la que nadie puede evitar beber porque tarde o temprano habrá sed. Y los que beben (o sea todos) están condenados a envejecer, arrugarse, achicarse y morir algún día.
Por eso miro la luna una vez más. Y compro la noche con monedas ajenas y gastadas. Ella no quiere más.
Aquellos quienes crean que traducir es traicionar comprenderán el dolor de no saber las palabras exactas para decir el deseo. Porque desear es fácil, pero si uno no sabe expresar ese deseo, alto y claro, muy probablemente sucumba ante él sin poder saciarlo. Caprichos de ser occidental, el deseo solo existe en tanto su saciedad, no en tanto su supresión.
Dejémosle eso a quien usan el ying y el yang, como voces en la niebla.
Si quiero esconderme de vos, seré castigado. Si me muestro a vos, seré castigado. Si me quedo quieto, seré castigado.
Madrugada de punición que sólo desaparece con la luna roja que me muestra el faro de una voz que aún no reconozco, pero que asumo mejor que las que la precedieron.
Porque a aquellos que no sepan decir tu nombre, les esperan plagas ostentosas, sanciones insoportables, escarmientos dolorosos, condenas infinitas, penalidades azules, correctivos impetuosos, hasta la completa expiación de los pecados interminables.
Mientras tanto, te carezco. Me lo tengo merecido.
Conminación. Amenaza con desgracias o daños pavorosos. Ej. ‘El que cerrare la oreja, y disimulare a la voz del pobre, dará clamores, y demandará, y no será escuchado.’ (Proverbios).
4 murmullo(s):
Mi amigo:
Cada día escribís mejor.
Y esto de aprender una palabra por día tiene su costado.
Love you.
Comandante hasta en la sopa.
Luciatinita.
No tiene por qué ser todo castigo,
por más que lo creas merecido.
Ya no carecerás de aquello que buscás,
algún día así será.
Nuevamente un gusto,
beso
"Quien perdiese el rumbo del Haz olvida el rostro de su padre."
Un pensamiento digno de Roland de Gilead. Aunque él le perdió la pista, más de una vez. El Haz es apenas una inclinación, como los talentos: se los puede aprovechar o no.
Algo del Negro Dolina también rezuma este post... estamos condenados a beber de la fuente del barrio de Flores o a morir de deshidratación.
Leo esta conminación como quien se atosiga el ojo en un caleidoscopio: fragmentos de otras cosas que van formando una imagen nueva, una y trozada en cientos...
Y en medio de la maraña de exquisitez y ropa vieja, insolente y pérfida, la sentencia de Bart Simpson: "malo si lo haces... malo si no lo haces"
Maldita TV, corrompe hasta los comentarios donde una quiere lucirse.
Ja!
si bebo envejezo
si no bebo envejezco y no me hará la sed envejecer más rápido?
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