ESPINAS Y TORMENTAS

domingo, septiembre 27

 



Y perdón por todo el daño causado,


por el cariño que no merecí.


Sé que no supe dar mucho a cambio,


pero prometo esperarte en el fin.








Sigo viéndote. Y el sabor de tus labios cerrados contra los míos en un absurdo enjambre de estrellas titilando una hambrienta despedida. Tal vez sólo quiera imaginar que querrías seguir con los besos, y no quedarte en los cuatro que me diste para decirme tímidamente adiós.




Tu luz es roja. Y estas sentada frente a mí, sonriendo. Puedo verte. Por primera vez conozco tus colores.Te veo sonreír, mostrándome el rosa apagado de tu piel, y el pardo de tus ojos. Puedo ver tus colores. Un doloroso sinfín de matices que van desde la ausencia del color de tu ropa, hasta el rosa de tus labios sumisos, que no quieren decir, pero quieren decir. Una mañanita que envuelve tus hombros de hembra sin hambre, o saciada por el momento.




Te gustaría enamorarte de mí, me dijiste; y yo enseño los dientes por un segundo, antes de guardármelos, cobarde bajo el halo de mi partida. Me alejo de vos para buscarte; para saber que siempre estarás ahí, en cada piedra bajo el Egeo, en cada grano de arena del mediterráneo; en cada silencio. En cada deseo que nunca será consumado. Porque esta noche, post-tormenta, te hice el amor infinitas veces sin tocarte apenas. Y vos apenas, escandalosa y tímidamente, acompañaste el vaivén de mi deseo, como en los tiempos del amor cortés.




Espinas y tormentas.




Yo quiero verte... descubrir el reflejo argentino de un anillo que hoy no llevás, deslizarme por la cadencia rojiza de tu pelo enmarañado, y perderme en la intrincada caverna negra de tu silencio. Y desde ahí sentarme a ver la tormenta, un tanto incómodo -nos falta una mesa donde recostar las miserias- con la espina de tu dolor clavada en mi costado, esperando la noche infame de mañana, sin saber enfrentar una despedida.




Me pierdo en la gama de reflejos de un plumazo y me detengo en el oscuro vino que nos servimos, y lo mezclo con mi transparente saliva para escanciarlo en el destino final. Y el vino nos sirve para animarnos al beso de la puerta, un casto beso, dos; y tres; y el indómito pensamiento de que podríam,os seguir, pero no debemos. Porque hace frío, cerrazón y cellisca. No sólo en tu corazón, sino en el mío. Y el primer beso es osadía; el segundo desolación; el tercero travesura:




El cuarto beso es destino.




Un destino que nos tenemos reservado.El tornasol de lo que aún no veo invade mi desolada mente, y son los espectros de tus (otros) besos los que dibujan un prisma de mi deseo, donde se esparcen los rayos de una espera...Y la suma de tus colores es el blanco de tu piel, de tus dientes, de tu risa infantil y tímida. Y madura y atrevida a la vez.




Y la luz se apaga en al palier... y se enciende el azul de tu recuerdo, y tus -pocos- lunares que cada vez son menos para mis labios.




Y la ciudad se esconde, para beneplácito de los amantes... y cada uno de nosotros nos escapamos con rumbo a una caja de cerillas diferente.




El color de esta noche es azul. Y tu luz es roja.-




Porque vos y yo sabemos; que al final te estaré esperando, allí donde acaba este trago amargo.

(foto: tormenta sobre Valencia, verano de 2005)

6 murmullo(s):

Marie dijo...

Las tormentas pasan, recordá que "días de borrasca" son "víspera de resplandores"...Y las espinas...no hay rosa que no tenga espinas...no hay belleza que no esté impregnada de dolor en el tallo...Pero la flor, el perfume, la armonía, y la volatilidad de la belleza, y lo efímero de lo que se cristaliza; no es mas que el dolor dentro del capullo.Nace y muere...no hay arcano en lo simple de la vida. Si hay tormenta, después hay sol, y si hay espinas, al final está la flor. Solo que tanto el sol como la flor son el final...."y entre el dolor y la nada, elegí el dolor..." Siempre...
Seducen las esdrújulas, y ,los puntos suspensivos...eso...suspensivos....cual lunares en el cuello, con piel rosa, labios pálidos ,ojos pardos, brillo carmín y alma azul...blue...triste...Pero en paz, con la tranquilidad que da el esperar, la paciencia, la templanza...

CRISTINA dijo...

Nada peor que besos tristes. O castos, como alguno de los que cuentas. Nada peor cuando lo que procede es comerle la boca a alguién y que te la coman. Y que te coman...

CRISTINA dijo...

Pero...¿y mis comentarios? ¿se pierden entre tanta tormenta?
Quizás estén por ahí, descuidados, como tus murmullos...

jajajaj...qué comentario más hortera acabo de escribir.
Éste sí que no merecería ser publicado.

Un beso.
Sigo pensándome lo de volver a fumar.

Esto que estás leyendo ya no soy yo. dijo...

Si todo fuera cambiando al mismo ritmo y pudieramos saber que cuando viene la primavera o cuando el sol sale igual se va la pena, a veces parece que nada funciona como debería, pero si no qué chiste, cuáles letras?
Saludos desde México!

Eugenia Cristina dijo...

En este mundo virtual en que las interpretaciones imaginativas pueden ser tantas, inacabables; ya lo he dicho: he fijado el 24 de noviembre, el cumpleaños de Andrés incógnito o Andy desconocido, sin saber si es un personaje real o ficticio, unipersonal o pluripersonal, si fuese real. Por eso digo:

¡Feliz cumpleaños Andrés!

¡Y que este folio sea bendecido, muy grato!

Verito dijo...

Cada vez que paso pro aca,que leo me uno a un abismo...y me ruedo en el hasta no salir por lo menos en 24 hrs...si sos o no sos es una pregunta que da vueltas en mi cabeza al igual que una de esas tormentas en invierno y que parecen acentuarse en verano...infinitamente,tiernamente,testarudamente...
Sed...