Parece que fuera en un tiempo lejano. Personas encapuchadas y soles espurios viajaban en el mismo tren. Dormí en un lugar donde no quería. Hacía frío, sobre todo a falta de tu cuerpo.
Llovía. La gente escapaba de la noche infinita. Hacía calor en las ingles.
Oscuros vehículos de frías luces manchaban la noche y pisaban sin piedad aquello que llamabas Atocha. Se veían pequeños ojos dentro, y otras luces seculares y maliciosas. Pregunté qué eran. Alguien me dijo, con el cabello mojado, que poseían unos dispositivos para escuchar sonidos. Lo llamaban radio. Sentí que ya sabia acerca de esto.
Los vehículos pasaban sin detenerse. Hacían sonar extrañas señales. Los llamaste bocinas.
El corazón se me mojó con la lluvia. Probablemente fuera el agua de tu pelo. Comimos mojama en un lugar extraño (lo llamaste bar), la humedecimos con una especie de vino blanco que llamamos manzanilla. Yo no comprendía nada, inmerso en otro tiempo, en otro milagro.
Bajamos por las calles. Me dolía la espalda, y corría al cruzar la Gran Vía, aunque no había rieles a la vista. Las manos que buscaba estaban lejos. Seguía lloviendo.
Llegamos a una construcción extraña, cuadrada y combada a la vez... había estructuras alrededor... sólo dijiste... "están de obras". Me invitaste a una bebida espumosa y oscura. La llamaste Cococolo, o algo así.
Te echaste en un mueble cómodo, sin aristas, que se desarmaba en confortables trozos. Era interesante ver una especie de lecho, del cual te podías llevar partes para usarlas en otro lado.
Llamaste a esas partes "cojines". Y a lecho, algo así como sofá.
Me dejaste besarte. Pero tus besos no sabían a nada más que a fiebre. Dormimos en un lugar elevado, y en algún momento de la noche me dejaste acariciarte.
Al amanecer salí al exterior, y no comprendí un mundo que no podía ver. Una efímera brisa me trajo olores extraños, como a quemados. No era madera. Di una vuelta a ese bloque de edificios. Sentía que estaba fuera de mí, de mi alma. Por alguna razón sentía que este momento era decisivo. El primer rato del primer día del resto de mi vida.
Al volver, me quité el hambre con unas extrañas masas fritas a las que llamamos churros. Yo ya estaba en otro lugar, en otro tiempo.
Me excusé y me fui. Vos dormías afiebrada.
Cuando salí de tu casa, me di cuenta de que todo era una somera ilusión. Que esa lluviosa noche de noviembre no existía más que en mi memoria.
Volví a mi tiempo, a mis olores, a mis deseos.
Entonces me tomé un taxi, y me fui a verte.
Llovía. La gente escapaba de la noche infinita. Hacía calor en las ingles.
Oscuros vehículos de frías luces manchaban la noche y pisaban sin piedad aquello que llamabas Atocha. Se veían pequeños ojos dentro, y otras luces seculares y maliciosas. Pregunté qué eran. Alguien me dijo, con el cabello mojado, que poseían unos dispositivos para escuchar sonidos. Lo llamaban radio. Sentí que ya sabia acerca de esto.
Los vehículos pasaban sin detenerse. Hacían sonar extrañas señales. Los llamaste bocinas.
El corazón se me mojó con la lluvia. Probablemente fuera el agua de tu pelo. Comimos mojama en un lugar extraño (lo llamaste bar), la humedecimos con una especie de vino blanco que llamamos manzanilla. Yo no comprendía nada, inmerso en otro tiempo, en otro milagro.
Bajamos por las calles. Me dolía la espalda, y corría al cruzar la Gran Vía, aunque no había rieles a la vista. Las manos que buscaba estaban lejos. Seguía lloviendo.
Llegamos a una construcción extraña, cuadrada y combada a la vez... había estructuras alrededor... sólo dijiste... "están de obras". Me invitaste a una bebida espumosa y oscura. La llamaste Cococolo, o algo así.
Te echaste en un mueble cómodo, sin aristas, que se desarmaba en confortables trozos. Era interesante ver una especie de lecho, del cual te podías llevar partes para usarlas en otro lado.
Llamaste a esas partes "cojines". Y a lecho, algo así como sofá.
Me dejaste besarte. Pero tus besos no sabían a nada más que a fiebre. Dormimos en un lugar elevado, y en algún momento de la noche me dejaste acariciarte.
Al amanecer salí al exterior, y no comprendí un mundo que no podía ver. Una efímera brisa me trajo olores extraños, como a quemados. No era madera. Di una vuelta a ese bloque de edificios. Sentía que estaba fuera de mí, de mi alma. Por alguna razón sentía que este momento era decisivo. El primer rato del primer día del resto de mi vida.
Al volver, me quité el hambre con unas extrañas masas fritas a las que llamamos churros. Yo ya estaba en otro lugar, en otro tiempo.
Me excusé y me fui. Vos dormías afiebrada.
Cuando salí de tu casa, me di cuenta de que todo era una somera ilusión. Que esa lluviosa noche de noviembre no existía más que en mi memoria.
Volví a mi tiempo, a mis olores, a mis deseos.
Entonces me tomé un taxi, y me fui a verte.
29 murmullo(s):
Gracias por pasar por mi espacio.
No tengo idea como se escribe "en bonito", lo que hago, es con el corazón, supongo es la única forma...
Pero veo que no necesitas niun poco de ayuda, eres demasiado modesto porque escribes precioso.. estaba leyendo algunos relatos y me gustaron mucho.
Te felicito, tu sí que sabes escribir en bonito.
Abrazos
Carola
Excelente .... ir a ver la persona que uno ama
besos
me han gustado tus relatos..... te agradesco que pasaras por mi blog..... mas tarde con un poco mas de tiempo te comentare... por ahora solo gracias........
es una cita jejejejejejeje
un beso
Y los besos sabian a fiebre..
interesante aquella frase...
y respecto al post que dejaste en mi blog..
realmente el pueblo no tiene ni puta idea de la sabiduria del loco.
besos
Y los besos sabian a fiebre..
interesante aquella frase...
y respecto al post que dejaste en mi blog..
realmente el pueblo no tiene ni puta idea de la sabiduria del loco.
besos
Linda forma de comenzar un encuentro.
Un abrazo desde MG
Nuestro presente, en ocaciones se transforma en un escenario inevitablemente desconocido y lejano. La memoria y los recuerdos aunque ya pasados, siguen siendo parte de la piel. Y duelen cada vez que la rozamos. "El corazón se mojó con la lluvia" Eso me ha llegado, no sé porque razón. Pero me ha gustado. Al igual que tu texto.
Te cuidas.-
Besos Sabor a Limón.-
By La Guerrera.-
au, claro.
A todas les decís lo mismo. ¡Qué boquita!
Al fin leo un blog escrito por un poeta en grado sumo.
Comandante General
Êsa.
tenía tiempo sin pasar por tu casa, ya veo que tengo mucho que leerte. abrazo
Je...
si, acertaste!
¿Por qué me recuerda endiabladamente las puertas en el tiempo de Stephen King, la atroz confusión de palabras y costumbres del Pistolero de Gilead?
¿hay algo de eso, acaso?
Dejaste en mi blog un comentario dándome las gracias por concederte el beneficio de la duda ante todo aquél "lío"...Claro que te concedo el beneficio de la duda y aunque probablemente todas esas chicas digan más verdades que tú, las "cazas de brujas" o son terribles o son tremendamente patéticas.
No estoy en esto de los blogs para vivir o leer culebrones. Paso totalmente.
Lo que quiero es leer cosas que por una u otra razón remuevan mi estómago, mi cerebro, mi persona. Por eso me alegro de que hayas vuelto a abrir tu blog.
Lo que no me gusta de tí no es todo eso que cuentan y que no sé si es verdad o no. Lo que no me gusta de tí es esa actitud que expresaste en tu comunicado número 1 una vez (por eso te seguiré leyendo pero intentaré no dejar demasiados comentarios) y sobre todo lo que no me gustó algo que dijiste sobre García Márquez...
Es un lujo leerte.
Besos Andy
Muy bello lo que escribiste. Ese ir a buscar el amor después del sueño es algo bastante esperanzador.
El sueño como velando el amor que se alcanzará. Excelente.
Gracias por pasar :)
A veces también mis inventos saben a realidad, lástima que no lo sean!! jaja..
un abrazo
Me gustó eso de "Volví a mi tiempo, a mis olores, a mis deseos. Entonces me tomé un taxi, y me fui a verte". Yo esoty volviendo a mi también... lástima que lastima no poder tomarme un taxi e ir a verla.
Besos
"El corazón se me mojó con la lluvia. Probablemente fuera el agua de tu pelo..."
De esa realidades que viven en los sueños de la mente.
Señor errante que cabalga en la noche bajo lunas ardientes...
Me encanta cómo transmite, la facilidad para encontrar las palabras precisas y para saber combinarlas con tanto sentimiento, para que hablen de esa forma tan bella. Enchante, mon amie.
"El corazón se mojó con la lluvia" también es mi frase favorita.
Mi corazón se mojó con sus letras de vida líquida, he de decirle.
Me pareció maravilloso. Me caló hasta los huesos el "Dormí en un lugar donde no quería. Hacía frío, sobre todo a falta de tu cuerpo"
Aveces uno se abraza a un cuerpo para no abrazarse a otro. ´Por q no podría soltarse. Bha eso me pasa a mi esta noche.
se me pasa el arroz, eso no tiene remedio, pero que dejes que se me lave la yerba no tiene perdòn! .)
Buen texto , muy bueno.Y el final es como dejar una puerta abierta a la materialización de la memoria.
Te felicito, me ha encantado.
Abrazos
Sólo los sueños nos hacen transportarnos a ese maravilloso mundo perfecto, dónde somos capaces de manipular el futuro a nuestro antojo
..suerte..
¿Puedes llegar a imaginar un día viviendo sin tus sentidos, sin ninguno de los cinco?
En este texto has hecho mucho uso de ellos...
Un abrazo atemporal,
Bueno, Andy
Ya está bien de vacaciones.
Mandate un post, che
Y cuándo tomaras el taxi de regreso? te quedaste enredado en el tiempo?? Vuelve ...ya se te extraña por este camino.
hermoso texto
un saludo
santa macarra
Te dejé un regalo en casa...
Beso.
Leerte es realmente una experiencia atrapante. Envuelves y cautivas con tus escritos, aunque no te guste que te lo digan. Tu "blog" es como un oasis donde me refocilo, olvidándome de mis amarguras, mientras cruzo el desierto de las pruebas de mi vida.
Mis mejores deseos.
y cuando él fue a verla, ella no encontraba palabras para llamar a las cosas y él pacientemente puso los nombres en su sitio, cojines, churros,radio...
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