EL MENSAJE

jueves, agosto 21

 




Luciano no veía la hora de salir del trabajo. Cuanto más tiempo pasaba en esa oficina, más oprimido se sentía. Era como una boa que se iba aferrando de él y, desde los pies, lo iba engullendo entre sus músculos fríos y prepotentes.
Hoy era uno de esos días malos. En general, a él le gustaba su trabajo y Dios sabía que era absolutamente suficiente para hacerlo bien, e incluso a veces se sentía sobrecalificado.

Al fin y al cabo, no cualquiera es capaz de hacer conciliaciones bancarias. Es una tarea que exige mucha concentración y a veces un poco de creatividad: identificar que el cheque X se condice con el registro Y en el extracto del Banco Comafi.

Esa tarde se la había pasado escuchando música y marcando con sus biromes de colores en las fotocopias de los extractos (los originales los atesoraba de un modo casi avaro en una cajita cuadrada celeste que le habían regalado); y si tuviese que hacer una presentación, digamos a un gerente (cosa que nunca había ocurrido, pero había que estar preparado para una eventualidad), él podría agarrar los extractos originales, y escribirlos con una lapicera de pluma Mont Blanc que descansaba en su portalápices, una pluma casi virgen de rasgos.

Sonaban los Rolling Stones (Esa tarde había sido una tarde stone, sí señor) y él no paraba de mirar la hora. Se le habían dormido los pies, de tanto estar con las piernas cruzadas concentrado en sus papeles.

Cuando se hicieron las seis, Luciano se levantó disparado como un corcho de champagne, y se puso en movimiento, se calzó su mp3 en los oídos para aislarse del medio, se puso su bufanda al cuello, la campera, saludó a todos con un beso (es la costumbre en esa oficina claustrofóbica donde todos estaban tan cerca de todos) y salió a la calle.

Cuando estaba en el ascensor, a la altura del segundo, le sonó el teléfono. Era un mensaje. Se quitó uno de los auriculares del oído (no se sabe para qué, no había que oír nada, sino leer) y abrió su celular.

El sms decía:

"quiero aclararte algo: está todo bien con vos, pero yo estoy muy enamorada de mi novio, y no quiero hacer nada que pueda si quiera dar un mínimo lugar a perderlo a él y a lo que tenemos. No va a pasar nada entre nosotros, yo te siento un amigo solamente".

No era para él.

Se dio cuenta inmediatamente por dos motivos: uno, no venía de ninguno de sus contactos; dos: que él recordase, no había estado cortejando a nadie.
Pero a él le pareció interesante. Más allá del error ortográfico ("siquiera" se escribe todo junto, no separado como lo había escrito ella) la prosa no estaba mal. Era contundente, terminante, pero conservaba cierta clase de cuidado en la elección de las palabras.

Luciano leyó otra vez el mensaje y sonrió. ¿Quién sería? ¿Quién hubiera sido capaz de enviar un mensaje de este tipo y no verificar una y otra vez que fuese a la persona correcta?

Él, que hacía conciliaciones bancarias, sabía lo importante que es adjudicar a cada uno lo que le corresponde... la aplicación brutal de la justicia platónica. Si el cheque que se le pagó a A, era adjudicado a B, pues se le podía pagar dos veces a la misma persona; o peor aún: podría no pagársele a alguien que lo mereciese.


Como le ocurrió a él. Recibió un rechazo que no se merecía.


Pero volvió a pensar. Probablemente la chica en un arranque de terror (su novio seguramente le miraría los mensajes a escondidas) borró al susodicho pretendiente de sus contactos, y luego escribió el número de memoria para despedirse de él.


Entonces, decidió defenderse de eso. Tomaría el lugar del rechazado, sólo por una vez. Sólo por intentar rescatar al indefenso.

Carraspeó. Pensó.

Y le contestó:

"No me parece justo esto. Primero que nada creo que al menos debieras habérmelo dicho cara a cara. Y segundo, no creas que me voy a quedar así. Te quiero y voy a pelear por vos."

Salió el mensaje.

Se quedó mirando el teléfono como si supiera que iba a responder enseguida. Pero no lo hizo.

Se subió al 23, pagó su boleto y empezó a viajar, sin dejar de escuchar la radio.

Cuando llegó a casa y subía en el ascensor (pareciera que los mensajes de ella siempre llegaban en el ascensor) ella respondió:

"Estás enojado?"

La respuesta de él salió disparada justo antes de meter la cerradura en la puerta.

"No, no estoy enojado, estoy triste. Me dijiste que no eras feliz con él, pero sin embargo querés seguir adelante con eso.
"


Entró a casa, y puso la pava para tomar unos mates, mientras encendía la tele. Su compañero de de departamento estaba de viaje, en La Pampa. Así que tenía la casa para él solo. Puso los pies sobre la otra silla y empezó a relajarse. El día había acabado y comenzaba el rato que él disfrutaba. Miraba a Pettinatto, pero no se reía. No le importaba otra cosa que la respuesta de ese teléfono.

Hasta que llegó.


"Es verdad lo que decís, pero yo lo elegí. Yo quise estar con él. Lo busqué, lo conquisté y lo encontré. Tengo que ser consecuente".


"Consecuente"... brumosa palabra. ¿Quién sería? ¿Qué edad tendría? Si hablaba de "novio", digamos que veintipocos, hasta treintimuchos. La imaginó con el pelo rizado, castaño, una nariz pequeña y respingada, unos ojos verdes o miel; una persona joven que sin embargo ha vivido.

Le contestó:

"Él es un tipo muy afortunado. Demasiado. No sabe lo que tiene al lado. Sin embargo, yo siempre preferiría estar con alguien que sepa qué clase de persona soy, lo que siento. Alguien que quiera un futuro conmigo, y no alguien que viva tan desprejuiciadamente el momento; o que no me trate como es debido"
.

Luciano escribía esto con conocimiento de causa. Había estado allí, en el lugar de ella. Sintiéndose deshonrado, infravalorado, incomprendido.

La respuesta no llegó hasta entrada la noche.

"Me llamás?"

Luciano miró el teléfono.

¿Cómo saldría de ésto? ¿Cómo explicarle a ella que él no era la persona que conocía? ¿Cómo contarle sus propios sentimientos y no los de otro?

Porque de repente leer sus mensajes era como escuchar su voz. Una voz que lo rechazaba suavemente, dando la posibilidad de invitarlo a pelear por ella. ¿Cómo le explicaría que todo comenzó con un error involuntario, una jugada del azar que le envió un mensaje que no correspondía, de una mujer que no lo conocía, pero a la que tal vez podría amar?


No, no podría explicarle eso. Es imposible.

Sin embargo empezó a marcar el número de ella.

36 murmullo(s):

Anónimo dijo...

Desde luego quien no encuentra oportunidades es que está muy despistado. Por cierto, me encantó lo leído.

Besos

Steki dijo...

Hola Andrés!
Muy buena la historia y excelente la música que elegiste, es de las mías.
Tu historia me hizo acordar a la historia de un libro de Bucay "Amarse con los ojos abiertos" porque trata del mismo error pero por mail y todo el libro trata de eso.
Bueno, ya conectada desde casa, espero el próximo capítulo.
Cómo habrá salido Luciano del embrollo?
BACI, STEKI.

Unknown dijo...

Wow!!!

Claro que está buenísimo, y la parte musical le dio ese "que se yo" que impedía dejar de leer hasta el final

Nina Bardi dijo...

Hola!
Pase por el blog por primera vez y estaba escuchando los stones, se combino kon el tema del post, que casualidad!
De ahora en mas voy a pasar, kiero saber komo sigue....

Alejandra Conte es:La Kolorada Siniestra dijo...

Que curiosidad de como seguirá la historia.
Hasta acá me gustó, espero el desenlace.

MIRIAM dijo...

Estupenda historia.
Hay días en los que todo se vuelve un signo. Escuchamos nuestro nombre en medio de la multitud y saltamos con la mano en alto para decir aquí estoy... nunca se sabe cuando se trata de nosotros.

(yo tambien me quito el auricular del mp3 para leer los mensajes del celular y camino en puntas de pie cuando alguien toma una foto)

Saludos y hasta pronto

M

Verito dijo...

supongo que viene la parte 2,muy buena historia,me dejo intrigada,espero ver muy pronta la otra parte...seguire leyendo lo de antes...

Me gusto lo que dijiste en mi blos,que cada dia es un nuevo comenzar de la vida...

un beso

Aye dijo...

Siempre son curiosas esas grietas que deja la tecnología para escaparse de su "perfeccion" y caer en lugares misteriosos que no podríamos haber imaginado. Es terrible ese suspenso, y es terrible lo que sienten ambos detrás de ese suspenso, cada uno en su mundo, pensando y suponiendo cosas, cada uno manejandose como en un ajedrez en el que se desconocen las otras fichas.
Jugamos un poco con eso también, para no perder la humanidad que nos queda entre tanto aparato, no? :P

saludos!

recoleta dijo...

Hola Andrés! Muchas gracias por tu visita en mi blog. Yo también quisiera mejor saber castellano, para entender todo de los bloges en el internet. Tengo muchos amigos en Argentina (estuve allí algunas veces) y ellos frecuentemente leen mi blog. Por eso decidí traducir los títulos, las firmas bajo las fotos y unos fragmentos. Desgraciadamente, los fragmentos son cortos, porque no tengo mucho tiempo para traducir todo. Pero te invito a visite a mí. Me aplicaré para traducir más. Chau! Agnieszka de Polonia

Patricia Angulo dijo...

¿¿¿Y-y-y-y... quéeeee pasóoo?????

¡¡¡Quiero capítulo II !!!

Me atrapó la historia y el desarrollo que le fuiste dando.

Besos.

Laura dijo...

Una historia muy bonita que me ha dejado intrigada. Espero que tenga continuación.
Saludos.

Myriam M dijo...

Primera visita a este blog... hermoso cuento ¡Cuántas puertas abre y cierra el azar! Me gustó el final abierto.

Un saludo,
Lilith

Kunuca dijo...

espero que no saltes con otra historia y sigas con esta, paso en unos dias a leerte.
te dejo besos, cuidate.
ah, una pregunta, la bufanda de luciano es blanca y negra?

fotosbrujas dijo...

La tecnologia de los tfno. ¿Es literatura? bueno si consideramos que el hecho de vivir lo es, se pueedn construir verdaderas buenas hstorias. Como esta.
saludo sbrujos

Ana Clara dijo...

Hola Andrés, hermosa historia, me quedo esperando la continuación!

Saludos

Susana Peiró dijo...

Qué simpático relato!

Me gusta, tiene el encanto de las confusiones y los encuentros inesperados...y la emoción del "¿qué pasará cuando...?"

Muy bien trabajados los perfiles!

Ha sido bien agradable leerte!

Saludos Cordiales!

alexandra dijo...

¡Hola Andrés! Me gustan mucho tus cuentos y éste en particular tiene mucho encanto , gracias por tu paso por mi blog. Te seguiré visitando.
Un abrazo.

A do outro lado da xanela dijo...

Casi sin tiempo para pasarme.. he visto, he curioseado, me ha gustado...

volveré de nuevo, cuando pueda quedarme un rato

Un saludo

Laura dijo...

... y entonces, ni bien atendió y sin dejarle la más mínima chance del saludo, disparó:

"Te esperaba"

Sofía B. dijo...

Una vez en un mensaje escribí por culpa del predictivo "amor" en lugar de "años" fue letal.

Ha sido bonito.

Waiting for Godot dijo...

Los amores son todos accidentales, inesperados. Besos.

Sasian dijo...

¿qué pasó?. ¿Cómo sigue la historia?.
La verdad es que es goloso poder vivir la vida de otro aunque sea sólo por un instante.
Me ha atrapado...además de la música me senti identificada: yo también me quito el auricular cuando leo un mensaje, nosé como un acto reflejo.
Tendrá continuidad?.

un saludo

un

Alin dijo...

Ansiosa espero la continuacion!
Saludos

Susana Peiró dijo...

Bien Andrés, he pasado por ese "próximo post" y volveré!

Te dejo saludos cordiales!

Y yo con estos pelos dijo...

No habia tenido tiempo de leerte hasta hoy y verdaderamente me ha gustado la historia y me ha dejado con la intriga de que pasara, asi que si continuas escribiendo te leere encantada. Muy buena historia. Un saludo

icue dijo...

te seguiré visitando, creo que tienes un blog muy interesante.
Saludos

Chalá perdía dijo...

Venga un abrazo, he tardado porque quería conocerte un poco más.

mariapán dijo...

¡Fantástica la trama y el ritmo! se me ha enfriado el café que estaba tomándome porque no podía dejar de leer despacio esta historia de extraños encontrándose, has dado en mi punto flaco.
¡Cómo me gusta como escribes! la pena es que no actualices todos los días...snif...jejeje
Por cierto, ¿tienes alguna publicación? es para ir rápidamente a alguna librería a comprarla.
Besos desde España

Susana Peiró dijo...

He pasado para leer tu nuevo Post...y volveré!

Mientras, te dejo mis saludos y un abrazo!

Ego... dijo...

Vaya, vaya! deberia de haber entrado aquí mas a menudo. Espero volver. Saludos!!

AnaR dijo...

Una historia excelsamente llevada .Y tambien me uno a las intrigadas.
Me agradó mucho leerte en mi espacio ,ya te habia perdido la pista y sigue siendo un aprendizaje,leerte.

Gracias por la visita,con algo de retraso.Espero continuidad del relato.

Un abrazo

Patricia Angulo dijo...

Andrés, espero sigas escribiendo, que he pasado varias veces a ver si seguías con este cuento u otro y nada.

Espero estés bien.

Besos.

Carol dijo...

Me gustó mucho esa historia.

Volvi.

Besos

ARF dijo...

Cuantas posibles continuaciones, cuantas infinitas posibilidades predispone tu relato.

He seguido el juego alguna vez, nunca éste tipo de mensaje, pero alguno, si claro, así como llamados telefónicos equivocados pidiendo - "una pizza, tres fainá frías y dos cervezas bien heladas"
- Dónde se la envío, señorita?

Buen texto, saludos y seguiré leyendo.

Eugenia Cristina dijo...

Hace alrededor de un año, recibí un mensaje de voz equivocado en el teléfono celular que uso actualmente. Mi hijo mayor estaba en plena etapa de radiaciones, durante las seis semanas que tuvo eso. La que llamaba era una mujer, obviamente muy alterada y dolida. Decía refiriéndose a un nombre de pila masculino que también lo es de dos libros de la Biblia, que X jamás iba a dejarla a ella ni a sus hijos. Aunque no podía deducirse en forma cierta de sus palabras que la destinataria era una mujer, el contenido y la expresión de su voz, entre dolida y desafiante, indicaba claramente que se dirigía a una mujer; ciertamente no a mí. Las razones para que no pudiera serlo son varias y evidentes. Sencillamente, en su dolor y turbación, posiblemente se equivocó de número. Había, a mi juicio que puede ser equivocado, un error en que la afectada pensara que un hombre puede guiar tanto su conducta por el amor a los hijos como una mujer. Supuse que eran todavía dependientes, incluso pequeños. Sentí compasión por la desconocida. No lo comenté a nadie hasta la noche del viernes siguiente, después de la reunión semanal de oración que es principalmente de alabanza; algunos de los participantes fuimos a un café, lo que es muy ocasional. Esa vez, fuimos a uno frente a una plaza. Les conté mi impresión por el mensaje equivocado. Como son buenos amigos y comprenden muy bien lo que es alegrarse aunque también haya dolor en nuestro corazón, bromearon sobre el asunto, como si yo fuese un niño pequeño que les contara una travesura inesperada que celebraban muy festivamente; desde luego como si yo fuese efectivamente la destinataria; y al rato, ya conversando sobre otros asuntos, volvían a decirme con los ojos llenos de risa: “¡Ah, sí, con que X!”. Nuevamente, como celebrándome una diablura.

Un cariñoso saludo.

Lola dijo...

El cuento sin terminar y el pescado sin vender!