SOL

viernes, septiembre 11

 


Para un Sol.

And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamp-light o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted - nevermore!
(Edgar Alan Poe, The Raven, 1845)



Es como caminar sobre hielo. Su voz aún inconsistente, desafía las luces del alba que se asume despiadado al otro lado del Ecuador. Es como participar en la lotería universal de la muerte y ganarla en pleno.

Es un Sol que uno acaba de soñar entre caníbales. Se escuchan sus rayos tenues, que de a poco van creciendo.

Es el Sol que alimenta el árbol de la vida. Y tiene los pies llenos de arena, mientras el arisco calor se vuelve imborrable más allá de la razón.

Su boca indómita no se calla. Se permite silencios escabrosos, y cuenta hasta diez para no herirte.
Tiene los codos llenos de paciencia, porque su alma ya la ha perdido. La barbarie de su mirada imperiosa es un espectáculo que te quita el aliento, y te vuelve asmático y poderoso a la vez.

El régimen se acabó. Se impone el gobierno de un Sol, que gira con el mundo, y que se vuelve democráticamente libre, siendo la libertad aquello que me impulsa a encontrarla.
Palabras, salvas infalibles que no te hacen daño.

Sólo horadan su voz que imagino sinuosa y peligrosa, mientras el astro que lleva su nombre camina sobre tu pelo oscuro, como ala del cuervo que se subió al busto de Palas y miraba al poeta.
Un centímetro debajo de la ansiedad, el mínimo detalle me cambió. La cosmogonía de un escandaloso placer, la liviandad del humo de mi primer cigarrillo, y las ganas que tengo de atravesar el espacio infame que nos separa.

Es Sol, es luz y oscuridad; es tenebrosa cuando se enoja y se enciende. Es pragmática y entregada.

Es Sol, es poca paciencia, es radicalidad y transgresión. Es anarquía y autocontrol. Es como un racimo de misterios, que merece ser arrancado.
Y quiero ser yo el que lo haga y se queme las manos, para que ella me las cure, con un abrazo con el susurro de una cascada como banda sonora, el filo de sus uñas rascando mi cabello, con ternura y obcecación.

El Sol no te abandona, a veces se esconde por un tiempo. Pero sigue ahí, con vos, girando alrededor, dando vueltas en mi universo. El Sol, tal vez no desea que le escriba.


No sé si haré un buen papel escribiendo estas palabras, sólo sé que más pronto que tarde querré escribir sobre el Sol, aunque hacerlo me queme el alma, y algo más.


Dicen que cuando uno se enamora aprende a odiar todo aquello que no sea el ser amado.
Será por eso entonces que odio estar acá tan lejos del Sol, y tan cerca de su calor.

foto: algún lugar de Galicia que espero visitar.

1 murmullo(s):

Verito dijo...

andres...vaya tu siempre me sorprendes...que bellas palabras,que extraña identificacion...
extrañaba vuestras letras...
cariños