XIII.- (AL OTRO DÍA DEL) MARTES (TRECE)

miércoles, mayo 14

 



La duda ha muerto. Occisa de toda mortandad.

Acabo de enterrarla sin honores, sin banderas, sin coronas.

No niego que me han ayudado. Que unos ojos que he visto noches enteras en mi mente usaron una enorme pala para tapar el cadaver jactancioso de una vieja conocida. Y darle paso a una certeza trémula pero segura.

La duda se aparece a veces. Pero es sólo un fantasma. Vestido de azul, que es su color favorito.

Con una voz herrumbrosa que no quiere callar. Que pregunta. Y yo odio las preguntas si no la hacés vos.

Me arde la garganta de deseo. Y se me seca la voz de nombrarte.

Y me desarmás y me armás. Y yo te complico la vida. Y vos me la simplificás. Y me encanta que pase eso.

¿Adónde ir? Qué lugar ocupar? cómo enseñarte el camino?

Como un drácula en pantuflas dudo entre besar tu cuello y morderlo. Beberme la desolación o disparar contra ella.

La duda está perdida. Y su fantasma ha grabado en la parte interior de mi cráneo: tus ojos y tu boca. Tus manos y tu cuerpo, una foto del deseo.

La duda ha dejado de existir.

Ahora que su silencio habla por los dos, me permito pensar en ella como el primer segundo. Y soñar con que no la he visto nunca. Con ese encuentro que rompió el cristal de la duda y me permitió darle cara y ojos a un deseo.

Voy dejando un rastro. Un aroma turgente y capcioso. Algo que se me nota.

No puedo dejar de pensar en ella. Pero por alguna razón que no pretendo descifrar, eso me calma, me seda como esas gotas mágicas que te ayudé a encontrar.

Ella me dio una tregua, sin haberla pedido. Me dio una bandera blanca para que yo no sepa qué hacer con ella. Y me rendí sin rendirme. Y ella durmió unos pocos minutos en mi almohada, antes de irse a un lugar que tal vez nunca visitaré.

Una sábana para empaparla con la sangre de este calamitoso deseo.

Repetía mis palabras como una letanía, y se hacía mía por ello. Su voz apenas cascada por el tabaco, y su lengua que nunca llegaré a conocer del todo.

Por otras razones a las de quienes cantan el dolor, me hizo perder las ganas de dormir y cinco kilos.

Ella tocó las mejores teclas de mi y me convirtió sin saberlo siquiera, en un hombre. Dos hombres. Un deseo. Su hombre.

Y por sobre todo, me dio un regalo que uno a veces no puede permitirse.

Me regaló su aroma.

Me enseñó a pensar en binario. Me formateó el alma. Me despertó la memoria. Abrió la caja de Pandora.

¿Y ahora que hago yo con mis demonios, y todo un fin de semana?

La respuesta la conozco. Me siento a esperar a que aparezca.

El hombrecito verde.

Ese que me dice que ella ha vuelto.
Foto: Apartamentos Hundertwasser, en Viena, algún día de marzo de 2005

7 murmullo(s):

Anónimo dijo...

"Como un drácula en pantuflas dudo entre besar tu cuello y morderlo. Beberme la desolación o disparar contra ella."

No dudes, no te prives, todo es posible. Vaya parrafo, redondo. Un drácula en pantuflas, que bueno.

Anónimo dijo...

Andy, hay que enterrar a los muertos ...

show must go on ...

todavía, presiento, no sabes como hacerlo ...

si le has prometido a tu musa escribir sólo para ella ... yo qu
tú ... me daría por vencido ...

quizás hasta perdió u olvidó para siempre como estar en contacto contigo ...

maybe ... she´s gone ...

Anónimo dijo...

Olé.
Hermosísimo texto.
Qué jodidas son las relaciones a distancia vía messenger.
:)
Pero más jodidas eran antes con correo normal y escasas veces el teléfono...
Me ha encantado.

Anónimo dijo...

Hola! mi blog cumple un año y quiero compartirlo contigo. En mi casita hay un obsequio para ti!
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me estais matando del mal rato. No fastidieis... ¿¡Pensais que andy no comparte colchón con ella!? ¿¡Ni sueño!?

Andy, por tus visitantes, lúcete y alumbra a los ciegos porque aún no se si poner una tienda de bastones o comprarme uno

Anónimo dijo...

Sindata:
Andy comparte un colchón separado por miles de kilómetros del otro colchón pero que es compartido igual. Es el amor producido por la escritura y la mente.
Andy está enamorado.
Una mujer se ha enamorado de Andy y le corresponde su amor.
Mares, infinitos, soles, los separan.
Pero las palabras los unen.
No seas hereje, Sindata, no intentes manchar con bastones, tiendas y colchones de lana semejante purísimo amor.

Anónimo dijo...

Rodia, no lamento estar en desacuerdo contigo. Estos amores están en la imaginación, son preciosos, creativos, pero el amor se da codo a codo. Si esto que escribe Andy pudiera escribírselo a la cara, después de compartir un prosaico colchón, o no, sería perfecto mientras lo fuese. Así es emocionante, sugerente, a mi también me gusta pero es literatura, y será solo maravillosa literatura, mientras no sea capaz de evolucionar en esa realidad donde la mayoría fracasa. Y no es que me parezca poco, es que puede ser más. Es como sentir al feto dentro de la tripa meses, años, siglos… eones… mariposas eternas… son efímeras las mariposas.

¡A la hoguera, a la hoguera! ya está la paja bajo mis pies y la antorcha en mi mano.

Pero antes me lío a bastonazos

Un cariño para ti, rodia