XV.- EL SITIO

lunes, mayo 19

 


Comprendió que el empeño de modelar la materia incoherente y vertiginosa
de que se componen los sueños
es el más arduo que puede acometer un varón,
aunque penetre todos los enigmas del orden superior y del inferior:
mucho más arduo que tejer una cuerda de arena,
o que amonedar el viento sin cara.

Jorge Luis Borges, "Las ruinas circulares".


La segunda es la vencida. El ariete que he construido con mis manos se abalanza, oscila impertérrito frente a la puerta de tus miedos.



Estás sitiada. Voces pequeñas, y mayores; exigencias y horarios.
Cercada por el espanto de no haber elegido muchas veces; y otras haberte equivocado. Mientras tanto yo rodeo tu muralla y construyo una isla para que vengas a habitarla con tus besos de sobre, y de sobra.


Estás herida, pero no de muerte, ni mucho menos. Estás herida de rutina y de tedio. Y yo con mi ariete le grito a los guardias de la torre y arrojo piedras de memoria.


Hasta que la memoria nos sea insuficiente.


Estás encerrada en un compás de viento y magnolias, envuelta en tu olor a lilas, que ya me pertenece.


Estás ceñida en tu dolor infalible, en las miles de veces que no fuiste Vos, ni nadie.


Estás circundada por las esquirlas de la soledad, y sin embargo no estás sola.

Estás circunvalada por el deseo, y sabés que tu interior late, como una estrella naciente.


Estás aislada por mis miles de palabras, por mis centenares de idioteces, por mis agónicas referencias temporales. Y vos no querés saber nada del tiempo, más que la irrelevante sensación de que es finito; y el implacable brillo de las cifras del microondas.


Estás incomunicada. Especialmente cuando me hundo en vos y nada vale más que ese disparo atroz del atardecer, y esa ubicuidad, esa bendita sensación de estar donde debés estar, detiene el tiempo, lo unifica. Y el atardecer llega en todo el universo. Soles que se esconden en todas partes, mientras brillan dentro nuestro. Tiempo y espacio en pausa.


Estás arrinconada. Y es tan fuerte el deseo contenido, y compartido que ambos buscaremos otra cama para que sea la misma. Una cama aparte de la de los desengaños, un tálamo que haya que construir de a dos.


Estás -como yo- confinada a la espera, a que llegue un martes, un miércoles, un viernes, o un sábado suelto como remolinos, una tarde adicional de regalo. Y que las plegarias que nunca se han dicho se cumplan por ensalmo. y otra vez una mano, y otra y la carne enferma de injusticia por la lucha vencida.


Estás bloqueada, y das el salto a cualquier cosa que te traiga a mí. Incluso cuando no venís. Incluso entre caníbales. Incluso cuando me incluís en tus sueños. Todo es transitorio, todo es presente continuo. Y así debe ser por ahora.


Estás acorralada por la maldita necesidad de dormirte en mi almohada, y despertarte, y que sea otro día; y nada haya pasado más que el transcurrir de la noche, sólo eso. Y bebo de tu taza, y muero todas tus pequeñas muertes, para vivir más tiempo.


Estás siendo asaltada por el sudor, por la angustia de lo inexorable. Y yo me quedo mirando las estatuas de bronce de tus sueños mientras caminás, rápido a la penumbra. Pero no suelto mi ariete. Es mi arma de caramelo, mi cañón de hojalata. Y vos, como me dijiste, en otra vida has sido un soldado romano, o un guerrero galo. Y no querés ni podés defenderte. Porque yo sin quererlo, sin pensarlo siquiera, construí un mundo de palabras y perfumes. Y dejamos intactas las ruinas circulares.

Y lo único que se oye es el ruido del ascensor, subiendo y bajando.


Estás asediada por el rumor de las olas de un mar medio marrón que echás de menos. Por la desazón de que nunca sea suficiente, que siempre sea demasiado. De que cuando nuestros dedos se entrelazasen no existirá thinner ni removedor que nos despegue. Bocas que saben a desesperación y a ausencia.


Estás apremiada, amenazada, empujada, constreñida, compelida, intimada, forzada, violentada, boicoteada, sitiada... por esta realidad difusa que habla de bancos y caricias, de besos inevitables y abogados. De quince gotas y abrazos siempre en cuentagotas.


Estás sitiada. Estás, constantemente, envuelta en mis brazos.


Y cada momento que eso ocurre... estás curada.



Foto: Atardecer en San Rafael, Segovia, un día cualquiera de abril de 2004.-

8 murmullo(s):

Anónimo dijo...

to Marlango :

cómo no me dí cuenta que estabas escibiendo en rioplatense ?

buen concierto el jueves !

Oxford Circus St.

Anónimo dijo...

Maldita sea Andy, si escribes pensando en una mujer y no en ciento, si esa mujer existe, si no compartes con ella… ¿Qué estás esperando? ¿O es que lo que amas es tu propio deseo?


Preciosa la foto y muy sugerente el escrito

Andrés dijo...

Mhhh no suelo bajar al ruedo...
pero esta vez lo creo necesario...

¿Quién dijo que esté esperando?

No más preguntas, el acusado puede sentarse.

Anónimo dijo...

qué bueno que dejaste de esperar !!!

gracias por citar "Las ruinas circulares "

hoy puedo ser, después de tu comentario, Santa Fe Av. walker ...

Steki dijo...

Hola Andy!
Qué buen atardecer en San Rafael, aunque no sea el de Mendoza.
Te leo y no puedo dejar de acordarme de que, alguna vez, fui esa mujer, acorralada, amurallada y en ruinas.
Con ganas de de no serlo más.
Pero, para eso, para no sentirse más encerrada y sin salida, tuve que ir cerrando círculos, superando etapas para poder dar vuelta la hoja.
Porque lo que se intenta sobre lo que no está terminado... se complica.
Por eso hay etapas de discernimientos, de dolores, de tristezas, que no nos dejan disfrutar lo que esté por venir.
Mi "cerrar círculos" me duró 4 años.
Cuando finalmente lo logré, me sentí lista para enfrentarme a la nueva vida.
Me gustó lo que escribiste.
BACI, STEKI.

Adriana Lara dijo...

Leo nuevamente y me parece como si leyera un bálsamo o mejor un ensalmo para curarme, un artificio elaborado en forma casera para librarme de mi peste y de mi náusea.
Y hoy sólo me brota al leer no decir "Qué bello" sino agarrar una cuchara y tomarme el jarabe obediente y sumisa paciente de doctor sabio y confiar en vos.
Beso.
Llueve.

Anónimo dijo...

-¡Ay señor que descanso! ¡Maldita sea!

-Sr. fiscal le sugiero que deje de hacer comentarios impertinentes y se concentre en disfrutar que es su misión.
Toc-toc-toc
Se levanta la sesión por unos días, la vista continuará después del receso

Claudia Sánchez dijo...

Leí casi toda tu obra.
Digo casi, porque fui sólo a los lugares donde supuse que podía encontrarme.
En Ella y en Vos.
En Ustedes, dos y uno, y uno en dos.
Hay espejos en los que uno se refleja, irremediablemente,
porque busca ese espejo preciso, el que le devuelve su verdadera esencia.
Y de pronto llega la realidad con su rayo fulminante
y la esencia se desdobla y comienza la batalla interna entre el ser y el no ser,
entre el deber y el poder, entre la luz y las tinieblas, entre la cordura y la locura.
No bajes nunca los brazos de tus palabras sanadoras.
Lo que ha de ser, será.