XXI.- PODER

lunes, junio 2

 


Poder ser yo sobre vos; y vos bajo mí.


No ser nadie si no sos vos lo que huelo y percibo. Ser mucho más que yo, y menos que un big bang; cada vez que insiste el hielo fuera.

Verte bajo la luz celeste del amanecer; y colorearte los labios. Encontrar cada punto de tu anatomía, y querer comerte de a pedazos.

Porque nuestro amor se rige por el Teorema de Thales: cuando estamos horizontales y paralelos, las transversales de la pasión nos atraviesan y nuestros segmentos correspondientes resultan maravillosamente proporcionales.

Porque nuestra transitoriedad se rige por la Teoría de la Gravedad: nuestros cuerpos se atraen entre sí con una fuerza proporcional a una cantidad llamada masa e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellos. Al cuadrado que nos rodea, y que a veces llamamos cama.

Porque la capacidad de nuestro deseo se mueve a la velocidad de la luz, como una constante, independientemente de los movimientos de la fuente y de la actividad del observador.


Porque descubrimos juntos que el principio de Arquímedes se cumple a rajatabla: Todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido desalojado... y a nosotros nos encanta humedecernos de desesperación; y despertar con el tiempo justo de salir adonde sea que vayamos.


Porque abrazarte está más allá de la distancia y la ciencia. Porque cada vez me cuesta más despegarme de vos. Porque cada vez me gusta más verte sonreír y me escuecen los ojos si no te tengo; y los oídos si no te oigo.

Y me siento tan poderoso y cursi, tan esquilmado en mi dolor, que sólo espero a la próxima vez.

Pero más allá de eso, me enorgullecen tus cambios, tu evolución, tu crecimiento interior. Tu incipiente hedonismo.

Descubrirte.

Oirte verme, verte hablarme, olerte palparme, tocar tu aroma. Sonreís con todos los dientes; y que descubras ese hoyuelo, y metas un dedo allí, para encontrar un vestigio de mi felicidad.

Ser yo a través de vos. Ponerle un almanaque al alma, y contar los segundos hasta el próximo contacto. Almacenar besos y caricias como un hibernante empedernido.

Que me regales un caracol pequeño y vacío, donde podemos esconder el germen de toda esta locura que cada vez es más cuerda, irreverente y sensata.

Porque conocerte, aprehenderte es una ciencia.

Y yo quiero ser el mejor alumno. Porque puedo.

Porque quiero poder. Porque puedo querer.

Poder. Poder ser yo.

Tremendo poder.

Imagen: Peine del Viento, escultura de Eduardo Chillida, bahía de la Concha, Donosti (San Sebastián) 26 de Julio de 2003.

7 murmullo(s):

Steki dijo...

Wowwwwwwwwwwwwww!
Qué bien conjugada la matemática con tus palabras.
Y no puedo menos que sentir envidia de tus palabras que tienen ya un destino.
BACI, STEKI.

mariapán dijo...

¡¡¡por qué no me pasé antes por aquí!!!
Me ha parecido maravilloso tu post y, con tu permiso, me pasearé más amenudo y, por lo pronto, me pondré al día de tus posts anteriores...
Un saludo

Churra dijo...

Estupendo .Casi un homenaje .
Besos

YaSMi dijo...

Hola!Gracias por tu visita!
Tengo que decir que has unido mis pasiones: matemáticas, arte y el amor. Gran entrada.

Te visitaré siempre que pueda si me haces un hueco entre tus lectores!

Un saludo

Ana Rubiño dijo...

me ha encantado el post!!!
ojala escribiese yo asi....
La escultura de Chillida me encanta, de echo acabo de hacer un trabajo con una obra suya, el mural Macba en Barcelona.
Me pondré al día de tu blog.
Gracias por la visita!
un saludo!!!!

natalia dijo...

Ser yo sin la Y sin la O, sólo el sonido sólo el éco sólo entre las ramas tuyas ser yo desprolijamente...

Un abrazo, gracias por la visita.

Aprendiza de risas dijo...

Tengo unas fotos preciosas al lado de esta escultura, en un día de mucho oleaje... ¡Qué bonita la Concha!

Saludos,